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domingo, 25 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

Feliz Navidad, paz en el mundo y un excelente año nuevo para todos :)

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lunes, 19 de diciembre de 2011

Julio Jaramillo - La película

Julio Jaramillo, el ruiseñor de América, busto

Algunos se han de preguntar por qué escribo y comparto tanto sobre Julio Jaramillo, el Ruiseñor de América, pues no tengo mucha fluidez al redactar, pero la siguiente reseña escrita por el colombiano Carlos E. Serna que lo pueden encontrar dentro de el cd Julio Jaramillo - Los 20 Mejores Éxitos tiene el suficiente peso y validez, pero antes de que comiencen a leer escúchenlo para que sepan de lo que hablo, su canto e interpretación es única e impecable...

Grabar 4.380 canciones de todo tipo, es una cifra respetable. Ser padre de 27 hijos, con cinco esposas, es algo insólito, inusual. Ser bohemio, como lo fue acá, allá y acuyá, es igualmente inentendible. Frases, las anteriores, para referirnos al cantante ecuatoriano Julio Jaramillo (Julio Alfredo Jaramillo Laurido), el trotamundos sentimental del canto que dejó impresa su voz en los ya precitados 4380 temas musicales.
Fue zapatero en Guayaquil, donde abrió sus ojos a la vida el primer día de Octubre de 1935. En su trajinar artístico, de ciudad en ciudad, de país en país, recorriendo los senderos del éxito con paso firme y decidido, obtuvo los más resonantes aplausos.

Y a tales efectos elogiosos correspondió con su calidad artística.
Se le quiso. Se le admiró. Fans por doquiera que vibraban oyéndolo cantar con su estilo bien peculiar y definido, diríamos que sin imitadores. Plasmó ese gorgojéo en las miles de canciones que adquirieron el rótulo de vendedoras, por lo cual el adjetivo de triunfador le quedaba a la medida.
Juglar es aquel que se gana el sustento versificando y musicalizando, tomando este último gerundio como autor, intérprete y compositor. Jaramillo se dió gusto y obtuvo fama con la canción y, a su vez, transmitió en los escenarios de los pueblos visitados, emoviones a granel. Verlo, oirlo, aplaudirlo, emocionarse con su bien timbrada voz, todo era un cúmulo de satisfacciones que solamente ofrecen los ídolos.

A Julio lo enfrentamos periodísticamente un mes de Agosto. Fue el tres de 1966. Primera visita a Medellín. En Cali había estado en 1956, cuando sólo llevaba 12 meses como cantor profesional.
En el 66 ya registraba casi 400 grabaciones, cantidad que fue aumentada, al venir a la capital antioqueña, con las impresiones sonoras hechas para CODISCOS, en su sello ZEIDA. Dos elepés (LP) como solista y uno a dúo con Pepe su hermano, fueron el fruto de su vinculación a esta compañía de discos.
Volvió a Medellín muchas veces. Doquiera que actuó, dejó lindos recuerdos. Era un artista carismático. Empero, su amor por los etílicos lo enrutaron prematuramente hacia la sepultura. Murió el 9 de Febrero de 1978. Es el día del periodista. Mucho lo deploramos.

En CODISCOS (ZEIDA) nos dejó un legado de canciones en distintos ritmos, suficientes para revivirlo a él, musicalmente, con obras como Tren lento, Como una sombra, De carne y hueso, Infamia, Norma, Camino de espinas, El amor del marinero, Maldita suerte, Confesión, Que te vaya bien, Madrecita ideal y tantas otras que se acomodan a esta programación.
Ducho en el canto. A ningún ritmo o folclor de cualquier país le sacó el cuerpo. Grabó de todo y muy bien. Una voz perdurable que sigue escuchandose en tangos, valses, boleros, rancheras, pasillos y tal y tal. Hoy es recuerdo. Se le admiró y seguiremos brindándole cariñosa admiración, aun tantos años después de muerto.

Ecuador es la tierra del pasillo sentimental, con creadores estupendos. También intérpretes calificados como Olimpo Cárdenas y Julio Jaramillo, dos estrellas de la canción latinoamericana. Uno y otro interpretaron a cabalidad las obras creadas por sus coetáneos (de la misma tierra) como Francisco Paredes Herrera, Nicasio Safadi, Carlos Brito, César Maquilón Orellana, Gonzalo Vera, Manuel Coelo, Medardo Angel Silva y tantos otros letristas y músicos del hermano país, quienes enriquecieron la canción latina con sus admirables páginas musicales.

La presencia hiperbólica y la voz latente de Julio Jaramillo, siguen incrustadas en el recuerdo. Hay emisoras en Colombia, y suponemos que en otras naciones, que miuelen y muelen su música con marcada constancia. En Radio Reloj de Medellín, por ejemplo, hay un seguidor ferviente, casi fanátivo de la voz de Jaramillo. Se trata de Julián Uribe Alvarez, quien nos brinda canciones del juglar ecuatoriano muy a menudo. Y tan felices todos quienes exteriorizan la misma inclinación de Julian.

Alguien lo definió como "El cantor del amor". Expresaríamos que lo fue, también del sentimiento, de la alegría, de la vivencias y sensaciones existentes para brindar felicidades insospechadas...

Como ven son muy buenas las razones para no dejar olvidado el canto y sentimiento de uno de los grandes de Latinoamérica, y sin nada más que decir aquí está la vida e historia de Julio Jaramillo... Disfrútenla :)

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sábado, 17 de diciembre de 2011

La comparsa de la viuda


Durante la mañana del 31 de diciembre, portando tarros de talco vacíos a los que abríamos una ranura a manera de alcancías, y latas de leche Klim, con las primeras monedas conseguidas entre los de casa, armábamos la comparsa en la que destacaba una viudita plañidera, niña o niño disfrazado con traje negro, para marchar gimiendo junto a su Viejo, al tiempo que con nuestro improvisado instrumental de percusión, hacíamos  el coro, repitiendo acompasadamente la clásica muletilla: U-na-caridá-pa-ra-el-Vie-jo.

Cuando nos cansábamos o nos llamaban a comer, el Viejo quedaba sentado a la puerta de la casa, con un cigarro en la boca y una botella de trago, vacía, a su lado. Por la tarde intensificábamos la recaudación e íbamos participando en la redacción del testamento infantil para leerlo junto al de los mayores.

Ya al anochecer, agrupados en torno al monigote, en el extraño funeral, procedíamos a repartir proporcional y escrupulosamente el dinero entre quienes lo habíamos armado, paseado y llorado con todo el gusto de la ocasión.

Faltando pocos minutos para las 12 de la noche, algún adulto anunciaba la hora y nuestro Viejo, despojado de su sombrero prestado, de la corbata de gran señor y de los zapatos que alguien juzgaba "todavía buenecitos", era arrastrado hacia media calle para rociar su cuerpo con gasolina y lanzarle el fósforo que lo transformaría en una pira estruendosa.

El acelerado palpitar de nuestros corazones encendidos de excitación nos empujaba al abrazo general y a la expresión de recíprocos augurios. La parranda del Año nuevo comenzaba, mientras los restos humeantes del Viejo, volaban, esparciéndose a voluntad del viento por calles y veredas.

año viejo, quemado, fiesta de año nuevo

Mensaje

Año Viejo de mi barrio, hoy como ayer me 
emocionas y revives mi ilusión.
Me gusta verte sonriente y rellenarte de
viruta para hacerte gordinflón.
Tú no eres Batman, ni Abdalá ni Condorito,
ni el Chavo, ni Robocop,
ni Aguinaga, ni el Bolillo.
Tu eres ancestro y sentimiento. ¡Eres símbolo
tradicional de este pueblo que necesita
inmolarte cada año, a fin de creerse liberado
de tantos males y renovado en la esperanza
de un mañana mejor!...

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jueves, 15 de diciembre de 2011

El Viejo de nuestra infancia

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En el tiempo de la yapa, el Año Viejo era un asunto de incumbencia casi exclusiva de los bomberos, los policías, los militares y la gente menuda, en cuyos preparativos nos distraíamos, realizando arduo trabajo manual y emocionándonos desde el preámbulo.

Nuestro alboroto empezaba siquiera dos días antes con la recolección de prendas de vestir entre los hombres patuchos de la familia y los amigos del barrio, para evitar las prendas grandes que por exigir más relleno, ponían al muñeco en peligro de "descuajaringarse" y volvían difícil su transportación.

Con algún billetito donado por los padres y acompañados del primo mayor íbamos a comprar a la tienda la careta del Viejo rubicundo con larga barba de algodón. Un empleado se encargaba de proporcionarnos el aserrín o la viruta que regalaban en carpinterías y aserríos, y los detonantes que se adquirían donde el italiano Zunino. Mientras tanto, con una agujeta de bastear colchones de lana de ceibo, íbamos uniendo costuras de camisa con pantalón. Las manos se dibujaban en cartón y se recortaban cuidadosamente para adherirlas a los puños.

Si la confección se mantenía dentro de los clásicos esquemas el atuendo del Viejo debía llevar algo prestado: generalmente sombrero con marca "se devuelve"; algo nuevo: una corbata que a ruegos le sacábamos al tío Octavio. Y al irle dando la forma, no podíamos olvidar los puñados de sal en grano para volver más crepitante su cuerpo al momento del encuentro con las llamas. Curiosidad Infinita - Conocimiento y curiosidades - Curiosidad Infinita - Curiosidad Infinita

martes, 13 de diciembre de 2011

Año viejo

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De todas las tradiciones que nos quedan, ninguna tan propia y original como nuestro querido Año Viejo. No sólo porque cautivos del sortilegio que dimana del fuego exterminador nos dejamos transportar hacia sus mágicos efectos, sino porque en la quema de ese monigote grotesco se encierra toda la simbología de un ritual ancestral, donde la muerte es vida y esperanza.

Así, mientras más duros y aciagos hayan resultado los últimos doce meses transcurridos, mayores serán las ansias de ver consumirse definitivamente al Viejo que los representa, para sentirnos después como aliviados de penas y preocupaciones y hasta cierto punto, purificados de todo pensamiento negativo que nos impida mirar con optimismo hacia el futuro.

Su origen y su marcada evolución
Esta costumbre que nos dejó explicada el Cronista Vitalicio Dr. Modesto Chávez Franvo en su obra "Crónicas del Guayaquil Antiguo" (II edición - Tomo I - pág. 358), arranca desde la época colonial con ciertas prácticas de carácter inquisitorial, impuestas por los religiosos españoles, "quienes solían fabricar unos muñecos grotescos llenos de paja, viruta, pólvora y cohetes -tal como los actuales Años Viejos- y colgados de sogas que atravesaban las plazas en los días de festividades religiosas, se les prendía fuego por la noche; meneándoles la soga para hacerles dar piruetas ante el deleite de la chiquillería y las buenas gentes del pueblo. Los "diablicos" eran otros muñecos de paja ensartados en largas varas, con los que corrían los pilluelos en torno a la plaza, causando peligro de incendio y repitiendo -según añade el cronista- una muletilla muy propia de esos tiempos, aunque a nuestro juicio resulte (a pesar de los siglos transcurridos) nada cristiana:
"Quémate judío
quémate hasta el hueso
que para tu crimen
poco es el infierno" (sic)
El paso de la fecha y su fijación definitiva en el último día del año, estaríamos situándola ya en el siglo XIX, tal como lo anotó el folklorólogo, cronista e investigador guayaquileño Rodrigo Chávez González (hijo de Chávez Franco), en una de sus reseñas periodísticas, al indicar que, cuando la epidemia de fiebre amarilla azotó cruelmente a los guayaquileños al finalizar el año de 1842, atendiendo a una medida sanitaria y para deshacerse de dolorosos recuerdos, éstos confeccionaron atados con prendas de vestir y objetos de sus deudos, no faltando quienes, siguiendo la costumbre anteriormente descrita, "quemasen al judío", todo lo cual se hizo el último día del año, a manera de simbólico holocausto para ahuyentar la peste fatal y la desesperanza.

Con el decurrir del tiempo, atado y monigote se volvieron uno solo. El pueblo se encargó del resto, repitiendo anualmente ese ceremonial y enriqueció la costumbre con la comparsa y el testamento, hasta volverla tradición. Curiosidad Infinita - Conocimiento y curiosidades - Curiosidad Infinita - Curiosidad Infinita

domingo, 11 de diciembre de 2011

El día de Navidad

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El 25, madrugábamos a saludar al pequeños Jesús que había nacido y sonreía acostado en la cunita de paja del pesebre. Y enseguida, a buscar los presentes que casi en éxtasis íbamos abriendo. Si de nuestra lista no había llegado todo, nunca reclamábamos. Pues, a nosotros nos enseñaron que Él traía lo que podía y aquello que faltaba, era lo que seguramente destinaba a criaturas menos afortunadas de la ciudad en quienes teníamos que pensar muy solidariamente como hermanos.

El día entero gozábamos dando rienda suelta a la imaginación. Las niñas sintiéndose pequeñas madrecitas, inventando voces humanas a las muñecas y estrenando los diminutos accesorios del hogar. Los varones jugando con sus pistolas sin intentar dar muerte de verdad a nadie. Hacían ruido con el rataplán de los tambores y cuando ya se habían cansado de usarlos, prestaban sus patines. Rodando nos deslizábamos por los portales, finalizando la jornada con sendos moretones en las rodillas y emociones muy intensas en el alma.

papa noel,santa claus, falsa navidad, consumismoFinalizando los años 50
En cuestión de tres décadas, aproximadamente, comenzaron a cambiar esas costumbres hasta convertirse en lo que hoy son: saludos en inglés; Papá Noel con su vestido nórdico de franela y barba postiza sudando en cada esquina; nieve de mentira que nunca caerá sobre nosotros. Mucho licor. Ajetreo. Competencia de regalos ostentosos entre adultos. Intercambios de marcas y precios.

Juguetes carísimos, monstruosos y hasta peligrosos artefactos de semejanza nada casual con mortíferas armas destructivas. Muñecas accionadas a pilas que traen sus diálogos grabados y no estimulan la imaginación. Inmensos árboles de plástico, luces, artificio, oropel, trajín, angustia, deudas y apenas un pequeño espacio para el que buenamente quiera acordarse del Niño de Belén.

Inmersa en un mar de confusiones la humanidad parece olvidar en estos días el verdadero origen y todo el significado que encierra la Navidad. nuestro país no se ha quedado al margen y por ello las cosas que vivimos en la infancia parecen a veces fantasías producto de nuestra imaginación.

Pero más allá de las presiones consumistas, de las corrientes alejadas de la espiritualidad, en cada hogar donde se persistan los verdaderos calores como la sencillez, la tradición y la armonía, la unión y el respeto fraterno, la fe cristiana, el amor y la felicidad de poder reconocerlos como supremos impulsos de vida, la celebración cristiana y universal del 24 de diciembre será una noche de paz y de amor, compartida íntimamente con los seres más queridos, como lo fueron aquellas inolvidables navidades que se quedaron para siempre en la memoria.

Paz en la tierra a los seres de buena voluntad.

Tomado del libro "Del tiempo de la yapa" autora Jenny Estrada.
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viernes, 9 de diciembre de 2011

Cena navideña y Misa de Gallo

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Preparando la cena de Nochebuena, nuestra madre escogía su mejor mantel y el delicioso aroma del pavo criollo inundaba la casa desde el mediodía, haciéndonos agua la boca mientras ayudábamos a pelar las nueces del relleno, hurtándonos unas cuantas pasitas a cuenta de la colaboración voluntaria. A las 10 de la noche, aproximadamente, el pan de pascua, los buñuelos con miel, el queso blanco en cuadritos, se ponían en los platones; el exquisito chocolate de La Universal, batido con molinillo pasaba de las jarras a las tazas y sentados alrededor de la mesa, padres, abuelos, tíos, nietos, invitados, compartíamos ese espacio de fe, de amor familiar y de amistad, todo con mucha sencillez.

misa de gallo, nochebuena, navidadLas procesiones y Misa de Gallo eran parte de las tradiciones navideñas. La gente del pueblo acudía a la iglesia con banda de música y padrinos, llevando al Niño engalanado sobre un charol o dentro de una cestita adornada con cintas y flores, para hacerlo bendecir. La misa era solemne y hermosa.

Al regreso, casi vencidos por el sueño, colgábamos las medias limpias cerca de la ventana y ubicando los zapatos junto a la cama, nos acostábamos esperando el aleteo del Ángel de la Guarda, a quien habíamos rezado implorándole la gracia de sentir la llegada del Niño Dios, portando los regalos a los que solo los niños teníamos derecho y no los recibíamos en Nochebuena, sino a la mañana siguiente, como mandaba el antiguo ritual. Curiosidad Infinita - Conocimiento y curiosidades - Curiosidad Infinita - Curiosidad Infinita

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Aquellas navidades

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Acercándonos a estas fechas tan ajetreadas de consumo, vamos a tocar el tema de como se celebraba la Navidad y el Año Nuevo hace algunas décadas atrás y recordar esos tiempos donde gran parte de las labores eran manuales y en familia; este tema lo vamos a separar en partes para que no se nos haga muy extenso.

Pensar en Navidad era un motivo de intensa conmoción emocional para cualquier criatura, porque ajenos a los compromisos de la actualidad, los habitantes de Guayaquil, más apegados a las tradiciones y a la vida del hogar, preparábamos el ánimo y el ambiente, de muy distinta manera a la que solemos hacerlo en el presente.

La carta y el nacimiento
Al comenzar diciembre, los pequeños nos poníamos a escribir la carta al Niño Dios, porque nos habían enseñado que los cristianos celebramos la natividad de nuestro Salvador y nada tenía más importancia en tales fechas como la conmemoración de este hecho especial que hace 20 siglos cambió el curso de la historia.

Ayudábamos a mamá, sacando cajas, comprando musgo, limpiando y remozando adornos. Poníamos el pequeño árbol de madera, forrando sus ramitas con papel celofán verde y azul con las cuales se coloreaban papeles de empaque abrillantados con purpurina para simular valles, montañas, quebradas y un cielo salpicado de estrellas recortadas de papel plateado de las cajetillas de cigarrillos Camel o Chesterfield.

Completaban la ingenua escenografía: casitas de barro o de cartón, soldados, pastorcillos, reyes magos, ángeles, corrales, laguna de espejo con patitos y la más variada fauna universal en torno al pesebre hecho con nuestras propias manos.

Por la noche, el conjunto iluminado ponía un halo divino que invitaba al tierno recogimiento y como al Niño Dios no le gustaban los chicos malos, desobedientes y peleones, ni los ociosos, desaseados y mentirosos, hacíamos lo posible por portarnos bien, sumando créditos para que nos lleven a la casa de los Parducci, donde el mejor Nacimiento de la ciudad quedaba expuesto para admiración de cuantos quisiésemos apreciarlo.

Los almacenes más elegantes también hacían el Nacimiento en las vitrinas. Y había un concurso de Belenes convocado por la Curia, así como representaciones teatrales alusivas a la ocasión. En el colegio de las monjas, cada grado tenía su pesebre, junto al cual cantábamos diariamente el Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, Pastores venid y otros lindos villancicos mientras hacíamos avanzar a los magos y a los pastores.

Continúa... Curiosidad Infinita - Conocimiento y curiosidades - Curiosidad Infinita - Curiosidad Infinita

martes, 6 de diciembre de 2011

Fiestas de Quito

panecillo, Quito, virgen del panecilloEl milenario Quito, luz de América, cumple hoy 477 años de fundación española, muchos turistas nacionales y extranjeros visitan la capital del Ecuador para celebrar sus fiestas y disfrutar del arte y la cultura que esta linda ciudad ofrece.

Fundación de Quito
En la memoria colectiva, la fundación de Quito se remite a los tiempos legendarios de Quitumbe y sus primeros habitantes los Quitus, que más tarde se fusionaron con los Caras. La historia de Quito no empieza ni termina con la llegada de los conquistadores españoles, cuya presencia, a no dudarlo, constituye un importante hito en el curso de la milenaria trayectoria vivida por nuestro pueblo.
Inmediatamente después de la victoria del Soberano quiteño Atahualpa sobre los Incas, llegaron a Cajamarca los conquistadores españoles dirigidos por Francisco Pizarro y Diego de Almagro.


Uno de los miembros de la expedición fue Sebastián de Benalcázar, nombrado Teniente de Gobernador de San Miguel de Tangarara próximo a Túmbez, quien pronto se informó sobre la famosa ciudad de Quito así como las noticias sobre el viaje de Pedro de Alvarado desde Guatemala. Esta dos referencias indujeron a Benalcázar a dejar San Miguel y encaminarse hacia el norte a la cabeza de unos doscientos soldados.

A marchas forzadas avanzó por el callejón interandino; en el camino estuvo a punto de ser derrotado por los bravos defensores de Quito liderados por Rumiñahui, quienes no lograron vencerlo a causa de una erupción volcánica, que desarticuló la acción indígena.


Plaza de San Francisco de Quito
plaza san Francisco de Quito
En medio del desconcierto Rumiñahui ordenó arrasar la tierra, incendiar la ciudad y esconder sus tesoros, de tal forma que Benalcázar solo encontró cenizas y avanzó hasta Cayambe donde saqueó un templo.

El 12 de julio de 1534, Diego de Almagro desde Quito ordenó a Benalcázar reintegrarse a la disciplina de las huestes conquistadoras. Retornaron hacia el sur y juntos en agosto de ese mismo año acamparon en la llanura de Riobamba o Riobamba a orillas de la laguna de Colta, donde el 15 de agosto de 1534 Almagro fundó la ciudad de Santiago de Quito, como acto de conquista para consolidar sus derechos frente a la presencia de Pedro de Alvarado.

A punto estuvieron de enfrentarse y combatir las tropas de Almagro contra las de Alvarado, más el buen juicio evitó derramar sangre y tras un acuerdo quedaron en paz. Poco antes de regresar al Perú para hacer efectivo el convenio, el viernes 28 de agosto de 1534, Diego de Almagro funda una nueva ciudad, a la que pone por nombre San Francisco de Quito, para que sea instalada en la ciudad indígena de Quito, ubicada a unas treinta leguas de distancia.

Con el propósito de establecer la nueva ciudad, su primer Alcalde ordinario Juan de Ampudia partió hacia el norte, y poco después, el 8 de septiembre, con similar propósito también se encaminó hacia ella Sebastián de Benalcázar.

Ampudia dirigió los trabajos de reconstrucción de la capital de los Shirys. Benalcázar llegó a Turubamba el 4 de diciembre y luego de descansar un día, el domingo 6 de diciembre de 1534 hizo su entrada a Quito y de inmediato dispuso que el escribano Gonzalo Díaz de Pineda notifique a los alcaldes para proceder a instalar en debida forma el Cabildo de la ciudad.

Así, conforme las actas y la minuciosa recapitulación hecha por el Dr. Ricardo Descalzi en su obra "La Real Audiencia de Quito claustro en los Andes", el 6 de diciembre de 1534 Benalcázar instaló la ciudad de San Francisco de Quito, fundada el 28 de agosto del mismo año por Almagro.

El 8 de Septiembre de 1978, Quito Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.

y como decía Don Evaristo... Que viva Quito mis chullas!!!


fuente: http://www.efemerides.ec/1/dic/quito_1.htm
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lunes, 5 de diciembre de 2011

Entre el carbón y el gas

Localizado en el centro de la cocina o en una estratégica esquina, se encontraba -aún en nuestras casas mixtas- el fogón. Su estructura de madera, de forma rectangular, estaba sostenida por cuatro patas fuertes sobre las cuales se asentaba el cajón relleno de barro o cemento. La cavidad central, formada con ladrillos, era el espacio destinado a recibir leña o carbón. A manera de soportes para ollas, cazuelas y sartenes, se colocaban varillas de hierro atravesadas; y pedazos de hojalata para cubrir los recipientes, haciendo efecto de horno al poner las brasas encima.

La candela se prendía al amanecer, usando una mechita de trapo empapada en kerosén y soplando con el abanico de paja. A eso de las seis de la mañana, el fino aroma del café pasado, fundido con el de tortillas de maíz, las torrejas de choclo con queso o el simpar bolón de verde con chicharrón, daban los buenos días en el desayuno. Momento del primer encuentro familiar.

¡Carbón, Carbonerooo!
Pregonando y haciendo rítmica percusión con una lavacara vieja atada a su tiznada carretilla, el carbonero, personaje típico de nuestro folklore urbano, circulaba en cada barrio, entregando regularmente su carga, la misma que se adquiría por sacos o por "lavacaradas", según el nivel de la clientela. La calidad nunca se discutía, por que ese carbón venía desde las islas del Golfo y era producto de aquellos mangles que por siglos cuidaron don Goyo y sus parientes, hasta que unos intrusos insensatos los destruyeron para instalar camaroneras.

La comida preparada en fogón tenía mucho sabor de nuestra tierra, pero había que bregar algunas horas para lograr un buen estofado, un sancocho blanco o el rico cocolón que desapareció con el carbonero, de quien nunca supimos nombre, edad ni color verdadero, por que vivió mimetizado a su costal y se alejó de nuestros barrios para seguir laborando en áreas marginales de la ciudad, cuando otro combustible se adueño de nuestras vidas.

La cocina de kerosén
Importadas por conocidas casas comerciales, se popularizaron hacia finales de los años 40, las novedosas cocinas de kerosén, combustible repartido también a domicilio en forma semanal- Al llamado telefónico acudía una camioneta de los distribuidores. Subía un hombre con gran embudo de hojalata y un tanque de 5 galones que vaciaba en el depósito adquirido para el efecto. De éste, la cocinera se encargaba de trasvasarlo a la poma de vidrio que alimentaba los quemadores de las hornillas, cuyo encendido demandaba preliminares con categoría de curso para maniobras especiales:

Primero: abrir la llave para el paso del kerosén. Segundo: levantar el filtro para comprobar que la mecha esté mojada. Tercero: acercar el fósforo y una vez avistada la llama, volver el filtro a su lugar. Si por algún descuido la llama se apagaba, ¡mayúscula conmoción en la cocina!

El humo negro con fuerte olor lo impregnaba todo. Las ollas de aluminio se tiznaban. El arroz, la sopa, la colada, los maduros fritos, el cake, perdían su sabor original. Los platos servidos regresaban a la cocina. Las señoras renegaban. Las cocineras se resentían y ni los perros querían comerse esa comida, con sabor a kerosén.

Algunas familias que habíamos adquirido cocinas marca "Nesco", llamábamos donde Maulme y del departamento técnico enviaban al Sr. Coronado, gentil experto que se tomaba su tiempo limpiando quemadores, filtros cañerías e instruyendo debidamente al personal, para poner una lata debajo de la olla del arroz y evitar que se ahúme; para no encender la mecha embebida; para no tocar los alimentos con las manos sucias de Kerosén. ¿Se imaginan Uds. ese embrollo que les tocó soportar a nuestras madres?

¡Ya viene el gas!
En el año de 1957, Manabí Exploration y Tennessee del Ecuador, empresas que operaban en nuestra zona peninsular, atendiendo el pedido de la compañía DOMOGAS (firma de capitales italianos), comenzaron la producción del gas licuado de petróleo que sería distribuido en cilindros importados de Italia, junto con las primeras cocinas marca "Ligmar". Con el propósito de organizar la producción, el envasado del gas y la capacitación del personal ecuatoriano, DOMOGAS, eligió a dos jóvenes expertos de su planta en Palermo, Italia, y les propuso viajar al Ecuador, Michele Florentino y T. Nino Salvatore,  aceptaron y se trasladaron por vía marítima hasta este punto de América, siendo destinados el uno a Quito y el otro a Guayaquil.

Testimonio del pionero
Cuenta el Dr. Nino Salvatore, que el día 19 de abril de 1957, después de trasbordar del vapor "Marcopolo", fondeando frente a la isla Puná a la lancha que lo conduciría a Guayaquil, se sintió sobrecogido por las extraordinarias dimensiones del río, a cuyas aguas se sumaron las de un aguacero torrencial por efecto del aguaje, las calles cercanas a la orilla estaban inundadas y al dejar el muelle fiscal, tuvo que hacer lo que otros viajeros: sacarse los zapatos y caminar descalzo hasta encontrar un tazi que lo quisiera llevar.

Le tocó operar en la planta" El Tigre", ubicada entre Ancón y Atahualpa, donde entrenó a los primeros obreros en sistemas manuales de envasado del gas, mientras ideaba la estrategia de apertura de mercados. La carga de gas costaba entonces 8,00 sucres el kilo (no subsidiado); los cilindros se alquilaban en 200,00 sucres anuales y no obstante las gangas que la empresa ofrecía, eran muy pocas las personas dispuestas a cambiar su cocina y a experimentar un sistema tan distinto.

Con una cocineta bajo el brazo y el cilindro al hombro, Salvatore recorría los barrios residenciales. Tocaba puertas para efectuar demostraciones de las bondades de este combustible. El primer mes vendió una cocina a la señora María Pía Guerrero de Varas. Luego fueron tres al mes y así sucesivamente, venciendo enormes resistencias.

Mas, si las amas de casa iban deponiendo prejuicios temores, las cocineras le declararon la guerra. Acostumbradas a dejar abierta la llave del quemador de kerosén, mientras buscaban el fósforo para encender la hornilla, aplicaban el mismo procedimiento a la cocina nueva, produciendo una pequeña explosión que las hacía huir despavoridas para caer de rodillas implorando a Dios la destrucción de este invento infernal que hasta apestaba a eructo del diablo. Preferían retornar al fogón, amenazando con dejar el trabajo si el italiano volvía por la casa.

Don Nino no se amilanó. Siguió cumpliendo instrucciones de la empresa y bastaron pocos años para convencernos de que el gas de uso doméstico era un verdadero elemento de progreso. Aligeraba y aliviaba notablemente las tareas domésticas; disminuía el deterioro ecológico y al extender su consumo hacia otros puntos del país, creaba muchas fuentes de trabajo entre envasadores, distribuidores, repartidores, etc., etc.

A pesar de tratarse de un combustible de alto riesgo, hemos aprendido a utilizarlo bien (salvo excepciones). Y no hay un punto del Ecuador, donde no se conozcan sus bondades. Cilindros, cocinas, hornos industriales, etc., se fabrican en nuestro país. De los dos italianos pioneros, Salvatore (que en los años de lucha se quedó sin pelo) fundó su propia empresa Duragas, con la que se hizo rico y continuó generando progreso, a través de plantas industriales para envasado del gas de Guayaquil, Quito, Esmeraldas, Manabí, El Oro y Loja. Manejando una bien concebida red de distribución a escala nacional, logró que nunca sufriéramos desabastecimientos ni retrasos... Años después, vendió la empresa y ahora vive de las rentas... Y pensar que hace 40 años todavía mucha gente no quería saber nada del gas... Curiosidad Infinita - Conocimiento y curiosidades - Curiosidad Infinita - Curiosidad Infinita

sábado, 3 de diciembre de 2011

Alfaro Vive ¡Carajo! del sueño al caos - Documental

Alfaro Vive ¡Carajo! del sueño al caos
Ecuador, 2007, documental
95’, 35mm, color

Dirección: Isabel Dávalos
Producción: Sebastián Cordero
Fotografía: Iván Mora 
Sonido: Mateo Herrera
Idioma: Español
Subtitulos: Inglés


Sinopsis

Esta película cuenta lo que la historia oficial trató de olvidar. Entre los años 1983 y 1988, Alfaro Vive Carajo (AVC) era un grupo guerrillero que estaba en su apogeo en el Ecuador. Se escuchaba historias espectaculares sobre hombres que robaban bancos vestidos de monjas, pero también sobre torturas y desapariciones a manos de la policía. Se vivía con miedo. Leon Febres Cordero, el presidente entonces, había prometido durante su campaña electoral “eliminar“ a la guerrilla. La intimidación que practicaba la policía en las calles era común y sus vehículos eran omnipresentes en la ciudades del Ecuador. Las historias de familias que sacaban a sus hijos adolescentes del pais de la noche a la mañana circulaban en todo lado. El documental muestra uno de los acontecimientos más dolorosos de la década de los ochenta en el Ecuador con testimonios y entrevistas a los sobrevivientes de una historia jamás contada.

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jueves, 1 de diciembre de 2011

La portavianda

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La costumbre de reunirse al mediodia o al atardecer en los salones, confiterias y restaurantes elegantes ubicados a lo largo de la avenida Nueve de Octubre, fue algo muy propio de la ciudad desde comienzos del siglo XX y en esto tuvieron mucho que ver los inmigrantes europeos, deseosos de innovar, aportando al medio las costumbres de sus países de origen y aprovechando comercialmente el clima tropical favorable para el desenvolvimiento de tal tipo de actividades.

Mimbres y bejucos entretejidos, espejos con marcos dorados, consolas talladas, sonoro piano vertical entre el espacio de bar y comedor, mesitas de hierro forjado con cubierta de mármol, sillas vienesas ubicadas en soportales y aceras, protegidas por el discreto encanto de las toldas en declive hacia el filo de la calle. Así recordamos al Fortich (9 de Octubre y Baquerizo Moreno), sitio predilecto de nuestros padres y abuelos. En la esquina opuesta, en otra categoría, el Petit Niza, de los italianos Forestieri. Y pasando Boyacá, el Salón Rosado atendido por don Alfredo Czarninsky. La palma y La Colmena de los catalanes Costa y Peré (respectivamente) en la calle Luque. Después, el Salón Costa de don Martín Costa Colominas y frente a frente, el Flamingo, también en el bulevar.

Hacia 1950, se abrieron las primeras fuentes de soda modernas Milko Bar, Bongo Bar, Monterrey, Ford del Astillero y Ford de la carretera a las playas, donde la juventud porteña acudía puntualmente a la cita vespertina para conversar y saborear los novedosos milk shakes, los sorbetes de licuadora y los sánduches calientes de queso o de jamón.

Salir a comer en restaurantes era todo un acontecimiento, prefiriéndose estos sitios para los banquetes de graduación, despedidas de viajeros, de solteros y otras ocasiones especiales. La gente guayaquileña -por lo regular- comía e invitaba a comer en su casa, y de preferencia platos criollos en los cuales las amas de casa y las cocineras costeñas se lucían, recibiendo honores de verdaderas artistas.

comida, portavianda, comida popular, tradicionGracias a esa cualidad
Escasamente preparadas para todo tipo de labores, muchas viudas, mujeres abandonadas, señoras y señoritas de familias respetables, venidas a menos por falta de dinero, hicieron de esta habilidad una fuente de recursos, preparando y ofreciendo a precios módicos, hayacas, bollos, tamales, humitas, los días sábados; y viandas diarias a domicilio para empleados de oficinas, personas sin servicio doméstico, ancianos y enfermos.

A golpe de mediodía, un enjambre de chiquillos contratados para el efecto, circulaba llevando las portaviandas de dos y tres pisos que al pasar esparcían los aromas del sancocho blanco, la ensalada de aguacates, el chupe de corvina, la miga de zapallo, el sango de verde con cabeza de camarón machacado, los muchines con miel de caña y el infaltable quáker con naranjilla que se envasaba en botellas bien lavadas o en frascos apropiados con tapa de presión.

Eran tan abundantes las porciones despachadas, que de cada portavianda alcanzaban a nutrirse dos personas. Y tenían tanta calidad esas comidas, que sólo con olerlas al andar a uno se le abría el apetito y apuraba el paso a fin de llegar rápido a casa para saciar el requerimiento meridiano con cualquiera de tantos maravillosos sabores donde la yuca, el plátano verde, el maní, la papa, el pescado, el choclo tierno hacen las delicias de nuestro ansioso paladar.

Gajes de oficio
Muchas ocasiones los mensajeros tropezaban y el contenido de las portaviandas iba al suelo con el consiguiente lamento del pobre mortal. Y ojos que no ven, corazón que no siente, el muchacho recogía lo que podía. Eran gajes del oficio y vaya usted a saber lo que los comensales se servían ese día.

Otras veces, las distancias los obligaban a tomar autobús, del cual bajaban con un pedazo menos de maduro asado, la mitad de la torreja, el frasco de quáker en soletas y el resto a punto de desaparecer, por acción de manos comedidas que les sostenían el encargo mientras el chiquillo se apeaba al andar.

Ahora ya no hay esos problemas. Las tarrinas plásticas herméticas han reemplazado a las portaviandas. Los restaurantes de autoservicio nos permiten seleccionar en cuestión de pocos minutos un menú completo (aunque se repita todos los días). A buen hambre y poca plata, basta una hamburguesa suculenta, un hot dog embadurnado con ketchup y mayonesa o un sánduche de chancho con cuero mantecoso, acompañados de gaseosa bien helada.

Claro que el alimento de esquina de sano no tiene nada. Tampoco los sabores se parecen a lo que fueron nuestras comidas tradicionales. La portavianda, otrora un puntual de subsistencia para preparadoras, repartidores y comensales, ha desaparecido de la faz urbana, para quedar como símbolo de abnegación familiar en cárceles y campos.

Dos casas flacas de esas de una sola lumbre y tres pisos de altura, a las que la gente llamaba portaviandas, también se han sustituido por modernos edificios de cemento. Y no les anoto las direcciones ni los nombres de sus antiguos propietarios para que se pongan a trabajar la memoria... ¡Cuidado con la arteriosclerosis, mis amigos! Curiosidad Infinita - Conocimiento y curiosidades - Curiosidad Infinita - Curiosidad Infinita

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