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sábado, 1 de octubre de 2011

Los niños de París

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Fue seguramente con la intención de prolongar nuestra inocencia que los padres de antaño afanaron su imaginación  inventando argumentos fabulosos, como recursos válidos al respondernos interrogantes comunes a todos los seres humanos del planeta, frente al origen de la vida.

Productos ellos mismos de ancestrales deformaciones culturales y religiosas, evitaban hablar del tema sexual y hasta las más sencillas manifestaciones afectivas como besos y tiernos abrazos entre esposos, volvíanse tabú frente a los hijos. De modo que crecíamos con un poco fuera de la realidad, creyendo a pie juntillas en muchos cuentos graciosos como el que les convido a recordar.

Van a tener un hermanito
La noticia transmitida a media voz, era motivo de alegría general. Queríamos saberlo todo: ¿cuándo vendrá, cómo será, a quién se parecerá, qué nombre llevará...?
-Lo hemos encargado a París y cuando esté listo, una cigüeña va a traerlo.
-Y nosotros, que en materia de pájaros picudos sólo habíamos visto de cerca a las garzas, nos dedicábamos a observar atentamente la figura portando un hermoso bultito que abuelas y tías bordaban en sabanitas de batista, camisitas de opal, almohadones y batones de olán.


-Mami, qué le pasa a tu barriga...?
-Engordé por comer mucho- o si no- Me he tragado un globo inflado-
Y con eso se calmaba nuestra ansiedad, por que habían muchos otros detalles que ocupaban toda la atención familiar.

El papá muy complaciente y ajetreado, llegaba un día con la canastilla y después de dos, con el Moisés; las lavacaras nuevas, otro irrigador, una pieza de tela Emperatriz que tijereteaban en cuadrados, transformándola en pañales hilvanados. Y cada semana más gallinas cacareaban en el patio.

la cigueña, bebé de París¡La cigüeña está al llegar!

Las visitas jugaban ubicando una cuchara y un cuchillo debajo de dos almohadones distintos, de los cuales, el que elegía la pipona determinaba, supuestamente, el sexo del bebé. Así pasaban los meses y antes de que el médico hiciese su aparición, otro personaje entraba a escena, con maleta, traje blanco y peinetas de carey. Se trataba de la partera de confianza, comadrona, consejera y enfermera, que se instalaba en la casa, por que era en su propio dormitorio donde las señoras daban a luz. Así se acostumbraba y a nadie se le hubiese ocurrido discutir que podría existir lugar más idóneo que el hogar, a la hora de parir.


Doña Barbarita Ronquillo -matrona de gran prestancia local- inspeccionaba la habitación. Daba instrucciones precisas para poner tablas fuertes bajo el colchón. Armaba un altarcito con los santos de su mayor devoción y preparaba el purgante de aceite de castor. Tanteaba la colocación del muchacho, masajeaba el globo inflado y cuando consideraba que el momento había llegado, mandaba elegir entre los doctores Jorge Wagner, Camilo Nevárez, Arturo Serrano o Pancho Ramírez Navas. Al tiempo que cerraba puertas y ventanas, pedía que alejen a los niños y que vayan torciéndole el pescuezo a la gallina; pues, con la última marea de vaciante, aunque los facultativos lo dudasen, la criatura se vendría.

Confinados al cuarto de atrás, intentábamos mirar por las rendijas de las paredes de madera, asomados a la ventana, con los ojos bien abiertos, esperábamos el aleteo o cualquier otra señal del pajarraco, temiendo que al haberle cerrado los accesos a la habitación, la cigüeña no pudiese penetrar.

De pronto, un llanto de recién nacido interrumpía la vigilia. El prodigio renovado de la vida humana se había hecho realidad sin que nosotros nos percatásemos del suceso. ¿Por dónde había entrado la cigüeña...? ¿Quién la vio...? Barbarita decía que el parto había sido muy difícil y celebraba junto al doctor, presentándonos el pequeño envoltorio donde resaltaba la carita enrojecida de otra "chancletita" que se sumaba a la ya larga descendencia femenina familiar.


La cuarentena
Bajo el toldo, vendada para no quedar pipona y aislada del esposo, a fin de evitar la tentación antes de tiempo, mantenían cuarenta días -como reina- a la parida. Gallina diaria en caldo sustanciosos, colada de avena, agua de nogal, yerba de Paraguay, té con leche, caldo de jeta, ayudándola a engrosar el caudal diluido; cuidado de las corrientes y nada de alimentos hinconosos, en previsión del temido sobreparto.

bebé recien nacido, nacimiento, bebé

El bebé permanecía sin bañarse hasta la caída del ombligo. Los pañales bien hervidos se recogían al atardecer antes de que les diera el sereno, para ubicarlos sobre el brasero y sahumarlos con alhucema, fragancia que traspasaba rincones y paredes, esparciéndose hacia la calle. En la hamaca, orgullosa de su rol, la abuela se mecía con el pimpollo, entonando una canción preñada de ternura y lejanísima tradición:

A la rurru raca
ya parió la gata
cinco borriquitos
y una garrapata
Aaaaa...♪♫
Así fue como vinimos al mundo "los niños de París", a bordo de una cigüeña y sin perder la nariz; hasta el año 1948, en que la Junta de Beneficencia inauguró el hospital de maternidad "Enrique C. Sotomayor", donde empezaros a nacer los niños de Guayaquil, que hoy saben desde chiquitos cómo se hacen los bebés.

fuente: "Del tiempo de la yapa" 5ta edicion - aut. Jenny Estrada

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Hay 3 Comentarios, ¿Dejas el tuyo? :)

Rocio Rodriguez dijo...

Saludos!
Verdaderamente esos tiempos de ensoñación quedaron en el pasado, hoy en día con tanta información al alcance de todos hasta los más pequeños saben más de lo que su mente puede procesar o comprender. Pero la tecnología médica ha sido una herramienta muy útil. Cuando yo nací en la maternidad Enrique Sotomayor no exitían las ecografías; asi que además del cuento de la cigueña a mi mami no le quedo otro remedio que fiarse en sus sueños y no se equivoco tuvo una nena. Gracias a Dios no tuvo ninguna complicación en el trabajo de parto, hoy en día los exámenes de monitoreo fetal marcan una gran diferencia.
En aquellos tiempos los padres en su gran mayoría ansiaban la llegada de un nuevo hijo, a diferencia de hoy en día que las familias son tan cortas y priorizan sus recursos materiales y humanos en la adquisición de autos, viajes y otros artículos.

kininA dijo...

Es increíble ver muchas de esas creencias que son parte de nuestra cultura aún se mantienen vivas en estos tiempos. Aún escucho a mi mama hablar de la cuarentena, siendo esta el primer gran consejo que le da a nuestras amigas, o cuando recomienda no bañar al bebe hasta que se le caiga el ombligo.....en fin....todavía creemos en esto, es más hasta yo lo creo y a pesar de que mi parte mas consciente me saca una sonrisa cuando escucho hablar de esto a mi mamá, esa otra parte de mi me dice que es mejor que lo crea si algún día no quiero que haya alguna complicación.... jeje..! Awwwwww...!! ARRIBA LA SOPA DE POLLO..!!!
Cisne Gu.!

CristJian dijo...

@Rocio Rodriguez, gracias por tu comentario, es verdad, la tecnología nos ayuda mucho actualmente sobre todo en partos difíciles y complicados por alguna anomalía en el bebé antes de nacer; sobre las familias que se acortan creo que actualmente está correcto usar metodos de prevencion y sobre todo la planificación familiar, asi luego no hay lamentaciones de "otra boca más que alimentar" jeje :)

@kininA, es cierto, en muchas partes aún se practican estas costumbres... gracias por tu comentario :)

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